Sara
Sara se despierta, se levanta y no desayuna.
Realiza un breve ritual de belleza al que llama “el cóctel”. Paso 1: Exfoliar sus mejillas con una crema a base de café molido Paso 2: Golpetear su rostro con cubos de Aloe Vera congelados.

Paso 3: Lavar la cara con agua fría hasta retirar todo el menjunje.
Sara tiene a sus treinta y ocho años la piel de una quinceañera. Lo sabe. Se siente orgullosa de ello. Se mira en el espejo varias veces al día y repite frecuentemente gestos dramáticos de la época dorada del cine. Practica los diálogos de Lana Turner en “Imitación a la vida” y las miradas de Gloria Swanson al bajar las escaleras de “Sunset Boulevard”. No se aburre nunca de hacerlo.
Antes de salir de su departamento toma un manojo de fotocopias anilladas. Lo coloca en la cartera, tratando de que no se corra el esmalte rojo de las uñas al mejor estilo Almodovariano. Hace malabares con las llaves y sale camino al trabajo al ritmo del taconeo de sus zapatos.
Por primera vez logra llegar a la oficina más temprano de lo habitual. Por cábala, no saluda a Beatriz, la recepcionista. La última vez que lo hizo se rompió el ascensor y tuvo que subir al piso veinte por escalera para llegar a tiempo.
Sara lleva puesta una blusa psicodélica que según ella le trae suerte. No sabe si es por una cuestión mágica o simplemente porque el color rosa va muy bien con el tono de su cabellera. Vestida así parece salida de una película de Douglas Sirk. Hoy hará uso de ello.
Tiene una audición muy importante. Mucho más importante que su mediocre vida. Un papel soñado. Se sabe de memoria toda la escena en detalle. Aprendió al pie de la letra su parte y la de su compañero también. Se tiene fe ciega. Ese personaje fue escrito para ella. Su corazón repiquetea fuerte unos minutos antes de salir. Baja rápido por las escaleras. No soporta esperar el ascensor. Atraviesa la recepción mirando el piso. No quiere cruzar miradas con Beatriz. Llega a la puerta. Escucha que gritan su nombre. Es la voz de su jefe reclamando por ella. El peor escenario posible.