Desde cero
¡Prendan las luces de todas las calles! ¡Enciendan las velas de los santuarios paganos y que comiencen a sonar los redoblantes de los pasajes de Pompeya! ¡Embadurnen las puertas de las iglesias con brillantina y lentejuelas de colores! ¡Destapen las ollas llenas de pucheros, revueltos de tripas y grasa olorosa! ¡Liberen a los pájaros de la feria, saquen a las tortugas de las cajas de cartón! ¡Devuelvan los peces al rio, que sientan por primera vez el fluir de una corriente caprichosa que los cachetea hacia lugares de inframundo! ¡Llamen a todos los parientes lejanos, a los viejos, a los cascarrabias, a los que se olvidaron su apellido! ¡Que venga la tía Pola con sus roscas de miel
y endulce los paladares de los más amargos! ¡Que suban los que están debajo del asfalto! Los de muy abajo. ¡Que broten de las alcantarillas como espuma de cerveza bien helada! ¡Salgan y peguen un grito rabioso desde el balcón! ¡Brinquen en la cama con sus hijos hasta tocar el techo! ¡Crezcan, háganse grandes! Véanlo todo.
¡Dejen a los perros revolcarse en el pasto, en el barro y aplaudan a los gatos haciendo brujerías en los tejados! ¡Que se escriba el primer tango feliz de la historia, que lo escuche Discépolo y que lo cante Gardel desde el cielo! ¡Que todas las calles se nombren Juana Azurduy y se junten con la esquina del Libertador! ¡Que todo sea de una buena vez bien nuestro y que no se discuta! Que nadie se pierda esta fiesta. Porque hoy soñé con ella y vestía de rojo. Y tenía la sonrisa más rica de todas. Y su corazón latía tan fuerte que se chocaba con el mío. Su espíritu materno se me ha revelado como fantasma de medianoche. Me miró, con sus ojos espumosos y me dijo que empecemos desde CERO.
Romina Salerno